Podemos en clave religiosa (II) (Andrés Carmona)
La publicación de “Podemos
en clave religiosa” ha sido de las
más leídas y compartidas, y ha originado una serie de comentarios en diversos
sitios que me llevan a realizar una serie de apuntes sobre ese texto.
En primer lugar, el artículo no trata
tanto de Podemos como partido sino de lo que en él llamo el “fenómeno Podemos”. Mi hipótesis es que ese fenómeno requiere
de una clave religiosa para
entenderlo; una clave que no sustituye a otras sino que las complementa. Si
Podemos fuera la única alternativa al bipartidismo, su éxito podría deberse
simplemente al hartazgo con ese bipartidismo. Ahí no me haría falta la
hipótesis religiosa porque ese hartazgo podría explicarlo por sí solo. Sin
embargo no es así. Situando el 15-M (2011) como punto crítico de un antes y un
después, mucho antes ya existía Izquierda Unida (IU), desde 2006 está
Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía (C’s), en 2007 aparece UPyD, y en 2010 ya
está Equo. Después del 15-M surgen el Partido X (2013) y otros tres en 2014:
Vox, Renovación Democrática Ciudadana (RED) y Podemos. Entre todos ellos,
Podemos marca una diferencia más que significativa.
Elecciones europeas 2014
|
|||
Candidatura
|
Votos
|
Porcentaje
|
Eurodiputados
|
Izquierda Unida (IU)
|
1.575.308
|
10%
|
5 (GUE) + 1 (GLV)
|
Podemos
|
1.253.837
|
8%
|
5 (GUE)
|
UPyD
|
1.022.232
|
6,5%
|
4 (ALDE)
|
Ciudadanos (C’s)
|
497.146
|
3,1%
|
2 (ALDE)
|
Equo (Primavera Europea)
|
302.266
|
1,9%
|
1 (GLV)
|
Vox
|
246.833
|
1,5%
|
0
|
RED
|
105.666
|
0,67%
|
0
|
Partido X
|
100.561
|
0,64%
|
0
|
Podemos es el único partido
posterior al 15-M que logra un resultado espectacular, mientras que los otros
tres (Vox, RED y Partido X) tienen un resultado ridículo. Tan espectacular que
supera a UPyD, C’s y Equo y se queda muy cerca de IU. Justo después de estos
resultados, la participación en Podemos aumenta increíblemente: en Valencia
llega a haber una cola
de mil personas para poderse inscribir en la fundación de Podemos como
partido. En poquísimo tiempo el nuevo partido tiene más militantes (inscritos)
que el PSOE. Y las encuestas posteriores llegan a situarlo por delante del PSOE
e incluso como primer partido en intención directa de voto. Por el contrario,
las expectativas de voto de IU, UPyD y C’s se reducen drásticamente a favor
suyo. En otras palabras: de todas al alternativas al bipartidismo existentes en
2014 solo Podemos sale beneficiada de una forma absolutamente asombrosa,
prácticamente barriendo a todas las demás. Un fenómeno así requiere de una
explicación capaz de dar cuenta de algo inédito hasta ahora: que un partido
recién nacido logre un éxito así en un tiempo récord. Una explicación que aclare
no solo ese éxito sino por qué lo ha tenido precisamente Podemos y no ninguna
otra de las alternativas. Y ahí es donde me parece que la hipótesis religiosa
puede ayudar: Podemos se ha beneficiado de una interpretación religiosa de
buena parte de la población, esto es, que han vivido o experimentado a Podemos
de una forma religiosa o quasi-religiosa. Lo que no ha ocurrido con los demás
partidos, ante los cuales se ha tenido una actitud puramente política.
Se han hecho paralelismos entre Podemos y el PSOE de los años 70. Podemos habría
reeditado la ilusión que generó en su día ese PSOE y el tándem
Iglesias-Monedero sería el equivalente al de González-Guerra. Incluso el giro
socialdemócrata y moderado de Podemos sería similar al que Felipe González
imprimió al PSOE después de Suresnes. El problema de esta analogía es que hay,
por lo menos, dos grandes diferencias entre aquel PSOE y este Podemos. El PSOE
ya era un partido con una larga historia de 90 años, más que conocido, mientras
que Podemos tiene menos de un año y las únicas caras más o menos conocidas
antes de las elecciones europeas solo eran las de Pablo Iglesias y Jiménez
Villarejo. El PSOE tuvo también un éxito asombroso en 1982, pero lo venía
trabajando desde mucho antes: primero en la clandestinidad (en la Plataforma de
Convergencia Democrática) y después en las elecciones de 1977 y de 1979, donde
ya obtuvo 5 millones de votos. El éxito de Podemos es muy distinto: ha pasado
de no existir a tener 1.200.000 votos en cinco meses escasos.
Otra diferencia importante entre
Podemos y los demás partidos es la indefinición
de aquél respecto de éstos. Los demás partidos tienen más o menos establecidas
y difundidas son señas de identidad y sus programas políticos, mientras que
Podemos no. Su programa en las elecciones europeas era bastante escueto y,
reconocido por ellos mismos, provisional e improvisado. Sin embargo, 1.200.000
electores les votaron. Lo sorprendente de esto es cómo explicar que 1.200.000
personas decidan votar a un partido sin prácticamente programa, ni historia, y
formado en su mayor parte por desconocidos para el gran público (quitando a
Iglesias y Villarejo). Esos votantes podrían haber elegido al Partido X (muy
vinculado al 15-M) o a RED, cuyo líder, Elpidio Silva, también era conocido en
los mismos platós de televisión que visitaba Pablo Iglesias, y por su actuación
como juez en el caso Blesa. O a Equo, también conocido por su líder, López de Uralde,
debido a Greenpeace y su protesta en
la Cumbre de Copenhague en 2009. Por no hablar de partidos mucho más conocidos
y con más recorrido: IU, UPyD o C’s. ¿Por qué, sin embargo, ese voto masivo se
concentró en Podemos mucho más que en los otros y sigue creciendo mientras
disminuye el de los demás? ¿Por qué esa indignación contra el bipartidismo no
se reparte más entre todos esos partidos sino que tiende a concentrarse casi
exclusivamente en Podemos? Podría apuntarse al efecto “vagón de cola”: la
tendencia a votar al partido que se prevé ganador (apostar a caballo ganador). Sin
embargo, esto podría explicar el crecimiento de Podemos después de las elecciones europeas (cuando despunta como “caballo
ganador”) pero no lo explicaría antes,
cuando las encuestas no les daban ningún eurodiputado y, a lo sumo, solo uno.
Hay quien señala precisamente a esa
indefinición de Podemos y su negativa a situarse en el eje izquierda-derecha: sería la excesiva definición de los demás
lo que dificultaría que la gente les votara, pues no todo el mundo comparte sus
señas de identidad. Vox es muy de derechas, mientras que IU, RED y Equo son confesadamente
de izquierdas. Sin embargo, Podemos no es el único que rehúsa definirse de
izquierdas o derechas rechazando esa misma disyuntiva: también C’s y sobre todo
UPyD reniegan de la diferencia izquierda-derecha, y UPyD fue el primero en
definirse a sí mismos como “transversales”. Podría responderse que ambos dos
(C’s y UPyD) realmente son de derechas (derecha liberal, no conservadora como
la del PP: de hecho, sus eurodiputados están en ALDE), pero entonces habría que
reconocer, por lo mismo, que Podemos son de izquierdas realmente: su programa
en las europeas era prácticamente el mismo que IU, sus líderes proceden de la
izquierda (de IU y de Izquierda Anticapitalista), y de hecho se han integrado
en el Grupo de la Izquierda Europea junto a IU y Bildu. Si es así, ¿por qué ese
crecimiento masivo de Podemos y no de IU, RED o Equo?
Otro elemento que se ha destacado ha
sido el papel de los medios de
comunicación favoreciendo a Podemos. Desde luego que ha sido un factor
imprescindible: sin él, nada se entendería. Pablo Iglesias y Podemos han salido
en televisión directamente, o se ha hablado de ellos, en 2014, antes y después
de las elecciones europeas, más que IU en toda su historia. Pero aún así, en
esos platós Pablo Iglesias no estaba solo. Elpidio Silva de RED o Inés Sabanés
de Equo también salían en los programas de debate (y posteriormente se ha
incrementado la presencia de IU con Tania Sánchez y Alberto Garzón, aunque
también han aparecido otras caras de Podemos). De todas formas, aún
reconociendo la enorme importancia de los medios de comunicación, sigue sin ser
suficiente para explicar el fenómeno Podemos.
Todos los factores mencionados, y
otros más, han contribuido, pero me parece que el elemento religioso aporta lo
que falta para poder entender el fenómeno Podemos completamente. Los argumentos
están en el otro
texto: líder carismático, neolenguaje ambiguo, esquema mítico, narrativa
binaria (casta vs. ciudadanos),
mesianismo apocalíptico, pensamiento mágico, etc. ¿Por qué Podemos y no otro
partido? Se puede decir que estaban en
el sitio apropiado en el momento oportuno con la gente adecuada[1]. Ha sido
la conjunción de muchísimos elementos: el líder, los medios de comunicación, su
estrategia, el apoyo de IA, etc. Si hubiera faltado alguno de ellos tal vez no
se hubiera dado esa interpretación religiosa de Podemos ni su éxito. Por
ejemplo, si Podemos hubiera aceptado la convergencia con IU, habría
desaparecido su aura adanista y mesiánica, su imagen de partir de cero, y habrían
roto el esquema binario de que todo lo anterior es malo y solo ellos que son lo
nuevo es bueno. Eso habría impedido su interpretación religiosa por parte de la
población que, en su lugar, lo habrían visto como más de lo mismo. O si se
hubieran definido claramente como de izquierdas, comunistas o ecologistas, o si
en vez de Iglesias hubiera sido Monedero o Errejón el número 1, o si no llegan
a salir tanto en los medios, o si se hubieran presentado simplemente un año
antes de las elecciones. Cualquier variación en alguno de esos elementos
hubiera producido que el resultado fuera totalmente distinto: podría haber
ocurrido que el éxito de Podemos se lo hubiera llevado algún otro partido (más
que probablemente IU), o que se hubiera repartido entre todos ellos, o un giro
al “voto útil” al PSOE, o una enorme abstención… a saber.
Al introducir el elemento religioso
como parte de la explicación del voto a Podemos puede parecer que digo que
Podemos sea una religión o una secta.
Nada de eso, ni tampoco que sus seguidores sean sectarios, fanáticos o algo así
(como ya advertía en el otro texto). La idea que trato de expresar es que gran
parte de esa gente que apoya a Podemos y está ilusionada con ellos lo ha
interpretado y vivido de una forma religiosa o quasi-religiosa (como una
especie de conversión o revival). Los
argumentos están en el otro artículo, pero aclarémoslo aquí un poco más. Una
persona puede tener un comportamiento religioso sin darse cuenta. Hace falta
recordar la distinción entre las perspectivas emic y etic. Los seguidores de Podemos se estarían
comportando (etic)religiosamente aunque ellos no sean (emic)conscientes de ello.
Su comportamiento sería tan parecido al religioso que por eso se puede interpretar
como si lo fuera, lo que ayudaría a
explicar el fenómeno Podemos.
Como también decía explícitamente en
el otro texto, la interpretación religiosa de fenómenos políticos no es algo
novedoso. Existe cierto ecologismo new age que es claramente religioso
y que podíamos calificar de “ecolatría”: la Tierra como una diosa-madre, cierto
sentimiento panteísta o místico hacia la naturaleza, el esquema binario de
natural=bueno vs. artificial=malo, neoludismo,
etc. También el comunismo se ha
vivido en formas religiosas a pesar del materialismo y ateísmo del marxismo. Un
ejemplo claro sería la teología de la liberación (o el “socialismo verde” de
Gadaffi). Pero también la forma de comportarse religiosa de algunos grupos o
militantes pese a su ateísmo declarado. Unificación Comunista de España (UCE),
por ejemplo, ha sido señalada como una secta tal cual por diversos autores[2]. Sin
llegar a ese extremo, sí es cierto que muchos comunistas (sobre todo maoístas y
trostquistas) viven su comunismo de forma religiosa: leen e interpretan los
textos clásicos del marxismo a modo de textos sagrados (descontextualizados y
como verdades eternas: el Libro Rojo
de Mao, p. e.); glorifican a los fundadores del marxismo como a dioses o
profetas (la triada Marx-Engels-Lenin a la que luego pueden añadirse dioses
menores según los gustos: Stalin, Trostky, Mao, el Ché…); ven al partido como
el único clero autorizado; conciben la historia como una sucesión lineal de
acontecimientos que conduce al juicio final (la revolución) y el paraíso (la
sociedad comunista); entienden el mundo también de forma maniquea entre el
Partido y todos los demás que son enemigos capitalistas o a sueldo del
capitalismo (los reformistas, aburguesados o revisionistas); y están incluso
dispuestos para el martirio si hace falta o para el asesinato por la Causa (los
GRAPO o las RAF). Su fe y reducción del pensamiento crítico hacia sus propias
ideas es manifiesta: todo acontecimiento es una prueba de la verdad de su
doctrina y de que el final de los tiempos (la revolución) está cerca; y todas
las críticas hacia sus planteamientos o historia solo son mentiras inventadas
por la propaganda capitalista: para ellos, Stalin, Mao o Trostky (según unos u
otros) fueron santos, en la URSS no había gulag,
en Corea del Norte la vida es maravillosa, Stalin no tuvo más remedio que
purgar a los enemigos de la URSS, Trostky no pudo hacer otra cosa que lo que
hizo en Kronstadt, la “revolución cultural” de Mao limpió a China de contrarrevolucionarios…
También se ha dicho que el anarquismo
del siglo pasado se vivió como una forma de religión por parte de muchos
campesinos y obreros. Recordemos que Tolstoy no tuvo ningún problema en unir
cristianismo y anarquismo, ni tampoco Carlos Díaz en España. Algunos han
señalado ese elemento religioso en la forma concreta en la que arraigó y se
extendió también de forma asombrosa el anarquismo en España. Obviamente también
la derecha política se experimenta
de forma religiosa más aún todavía, pero aquí nos interesan esos otros ejemplos
porque, en principio, son ateos. La derecha, por su parte, es que se vincula en
muchos casos a la religión directamente, por lo que diremos más abajo: el
nacional-catolicismo es un ejemplo claro, el catolicismo como parte integrante
del ideario falangista, de la CEDA o del Partido Popular, la alianza fáctica de
las dictaduras derechistas con la iglesia católica, la mística esotérica del
propio partido nazi o la influencia del fundamentalismo evangélico en el
Partido Republicano de EEUU.
Sin esa perspectiva religiosa, es difícil
entender algunos fenómenos políticos como los indicados. Fenómenos que, sin ser
originalmente religiosos e incluso siendo explícitamente ateos, son vividos de
forma religiosa por una parte de sus seguidores, lo cual ayuda a explicarlos,
por lo menos en parte. Y ayuda porque da cuenta del enorme poder de movilización de la religión. La religión no solo
mueve montañas, sino principalmente a personas, a los creyentes, a los que da
la fuerza para una movilización que, de otro modo, no harían. Por el contrario,
el pensamiento crítico o racional es mucho menos movilizador, casi diríamos que
es, de hecho, desmovilizador.
Entiéndase lo que queremos decir. Supongamos
que un voluntario de una ONG nos pide 600 euros para salvar vidas de niños
africanos. Seguramente que, con cierta mala conciencia pero buenas palabras,
excusaríamos el querer pero no poder ayudarle. Ahora imaginemos esto otro:
después de mucho ahorrar conseguimos darnos un capricho que teníamos hace mucho
tiempo: forrar de cuero los asientos de nuestro coche, lo que nos ha costado
600 euros. Ese mismo día vemos un accidente en la carretera, paramos y vemos a
la víctima sin piernas y desangrándose en el suelo. La única forma de salvarle
es subirlo al coche, estropeando los nuevos asientos de cuero para siempre con
su sangre, y llevarlo al hospital. Estoy seguro de que todos lo haríamos. Ahora
bien: en los dos casos se trata de 600 euros por ser solidarios en causas que
no hemos elegido, pero ¿por qué en el primero no nos cuesta negarnos y en el
segundo sí? La neuroética señala a las emociones:
el primer caso es impersonal (no le ponemos cara a las víctimas) mientras que
el segundo es personal (estamos viendo a la víctima). Eso marca una diferencia
emocional que nos mueve a actuar en el segundo caso y no en el primero, aunque
racionalmente se trata de lo mismo: gastar 600 euros en solidaridad. Con
ejemplos como este y muchos otros, la neuroética está reivindicando el enorme
papel de las emociones en las decisiones humanas, tanto que Jonathan Haidt ha
llegado a hablar del “perro emocional y su cola racional”[3], dando a
entender que los seres humanos primero decidimos emocionalmente y luego lo
justificamos racionalmente[4]. La mera
razón, el razonamiento moral sin más, tiene casi nula capacidad de movilización,
mientras que las emociones tienen una gran fuerza para mover la acción. Puede
darse el caso de causas totalmente justificadas que, sin embargo, no muevan a
casi nadie por ellas, y otras no tan justificadas o incluso totalmente
injustificadas, pero que sean altamente movilizadoras por tener un enorme
respaldo emocional (el furor nacionalista o futbolístico serían claros
ejemplos). Aquí puede introducirse, de paso, una crítica a ciertos programas
televisivos “solidarios” con casos muy concretos y personalizados. Se trata de
programas que presentan un caso único y particular de alguna persona en una
clara situación de necesidad, y que consigue mover las emociones de otras
personas que lo ven desde sus casas y le ayudan donándole dinero o incluso
dándole un trabajo. El problema es que, desde una perspectiva racional, esa
ayuda es claramente ineficiente y puede que injusta. Ciertamente esa persona
está necesitada, pero también lo están cientos o miles como ella de la misma
forma o mucho peor. Una acción eficiente buscaría la forma de maximizar la
utilidad de esa ayuda solidaria, priorizando su gasto en los casos más graves,
por ejemplo. Pero eso requiere de una visión de conjunto y una organización
capaz de hacer todo eso, por ejemplo, tal como hacen ciertas ONG. Así, sería
mucho mejor (racionalmente) emplear ese mismo dinero no en ese caso particular,
sino en una ONG seria. El problema es que, entonces, mucha menos gente sentiría
la necesidad de colaborar, pese a que sería mucho más útil su ayuda en ese
caso. Ante esto, hay quienes instan a conjuntar razón con emoción para mover
hacia las causas justas, y no subestimar a las emociones confiando en los meros
razonamientos. Lori Gruen[5], por
ejemplo, alude en ese sentido a estimular la simpatía hacia los animales como
complemento de los razonamientos a favor de un trato ético con ellos,
reforzando así los argumentos puramente racionales de Peter Singer o Tom Regan
con los emotivistas de John Fisher. No nos vamos a extender aquí mucho más
sobre esto porque nos remitiría al problema de la
noble mentira en política, asunto que ya tratamos en otro texto, hablando
también de Podemos. Si la pura razón no es movilizadora, ¿estaría justificado
mentir por buenas razones para mover las emociones de la mayoría a favor de una
causa justa por la que, si no fuera por esa mentira, no se moverían? ¿Está
haciendo eso Podemos?
Entre los factores emocionalmente más
movilizadores, destaca con clara ventaja la
religión. Y su ventaja deriva no solo de que mueve a la acción mucho mejor
que cualquier argumentación, sino de que es capaz de hacerlo aún cuando los
argumentos a favor sean débiles o incluso en ausencia de cualquier
argumentación, y más todavía: aunque los argumentos estén de hecho en contra. El
pensamiento religioso (consciente o inconscientemente asumido) es por eso la
clave que explica ciertas conductas racionalmente inexplicables. Es la clave
que nos permite comprender que ciertas personas hagan cosas sin que haya
motivos racionales suficientes para ello. Es la fe religiosa la que suple a los
argumentos o motivos racionales que faltan. El análisis crítico es muy lento:
analiza pros y contras, y duda ante la incertidumbre. Por el contrario, la fe
aporta la seguridad necesaria para dar el paso adelante, la confianza para
hacerlo que el pensamiento crítico no encuentra en sí mismo. Involucrarse en
una causa justa conlleva riesgos: desde los económicos de pagar una cuota o
dedicarle un tiempo que a la postre puede ser para nada si no hay éxito, hasta
otros más graves como exponerse a multas, cárcel, tortura o la propia vida
(pensemos en la oposición anti-franquista). Asumir esos riesgos depende de la
seguridad en la victoria final: cuanta mayor seguridad en el éxito más
disposición a asumirlo. El marxismo intentaba sostener esa seguridad de forma
no religiosa sino “científica”[6]: la
seguridad en la victoria final no se basaba en la fe ciega sino en el
materialismo histórico que, como “ciencia”, señalaba la dirección de la
historia. Unirse al partido que caminaba en esa dirección era racional, siempre
que se estuviera convencido de que el materialismo histórico estaba en lo
correcto, claro. Se puede discutir si el marxismo lo estaba o no, pero por lo
menos lo intentaba. El pensamiento religioso, sin embargo, lo que hace es
aportar también la seguridad en ese final feliz que hace que merezca la pena el
sacrificio, pero una seguridad basada en la fe absoluta y sin pruebas o ante
pruebas muy débiles.
Ese poder movilizador de la religión
pura o de la actitud religiosa no ha pasado desapercibida en política, y en
muchos casos se ha exprimido precisamente por eso. La política pura, como el
racionalismo, son poco movilizadores por sí mismos. De ahí que a veces recurran
a la religión o a ciertos elementos religiosos, pararreligiosos o
quasi-religiosos. Ya Platón justificaba la creación de mitos religiosos para
justificar su organización política en estamentos[7]. Y hemos
mencionado más arriba ejemplos de derechas: el catolicismo de la CEDA o
Falange, etc. Pero también la izquierda. Recordemos cómo los partidos
comunistas (más bien, eurocomunistas) pasaron del enfrentamiento total con las
religiones a querer integrarlas (en
España, los curas obreros o las iglesias de base). O cómo usó y abusó Hugo
Chávez de la retórica cristiana en sus intervenciones. O cómo incorporan los
partidos y movimientos políticos[8]
elementos como rituales o simbolismos que recuerdan a los religiosos o cumplen
funciones de identificación, comunidad o exaltación similares (todo el ritual
nazi, la simbología soviética…). Los movimientos puramente políticos o
racionalistas, como la Ilustración, por ejemplo, nunca han sido movimientos de
masas ni han tenido el mismo éxito que los religiosos. Incluso la Revolución
Francesa tuvo que recurrir en su momento a la diosa Razón y muchos ilustrados a
lo que llamaban la “religión natural” o la “fe cívica”.
Dicho lo anterior, tampoco sería
extraño que Podemos no solo no haya incorporado el laicismo a su programa (en el manifiesto Mover ficha no estaba) sino que incluso procure el acercamiento
a la religión. Su presencia en el parlamento europeo durante el sermón del
papa, y los
aplausos de Pablo Iglesias, contrastan con la protesta de los eurodiputados
de IU que se ausentaron ese día. A lo que hay que añadir comentarios de Monedero
o Iglesias
a favor del papa Francisco o la creación del Círculo
de Musulmanes y el Círculo
de Espiritualidad en Podemos. Por todo lo cual me atrevo a decir que
Podemos no asumirá el laicismo en su programa definitivo, sino, a lo sumo, la
llamada “laicidad abierta”.
¿Todo movimiento político tiene
elementos religiosos? No tiene por qué: es cierto que el simple hecho de votar ya
supone una confianza (fe) en el partido que se vota: en que cumplirá su
programa, en que tomará las decisiones acertadas… Ahora bien, generalmente es
una confianza justificada en la trayectoria de ese partido, en su historia, en
la coherencia de su programa, etc., por lo que no cabe calificarla propiamente
de religiosa. En otros casos está mucho menos justificada: por ejemplo, quien
vote al PP confiando en que sí que cumplirán su programa o en que meterán en la
cárcel a sus propios corruptos. Pero lo interesante aquí no son esos casos sino
cuando la clave religiosa se hace imprescindible para entender un fenómeno de
masas como es ahora mismo el de Podemos (y en otros momentos históricos lo
fueron otros). ¿Toda movilización social o política es también religiosa en
cierto modo? No necesariamente: si hay motivos justificados para ella no. Una
huelga o una revolución política pueden explicarse sin la hipótesis religiosa
(aunque algunos huelguistas o revolucionarios se comporten de modos sectarios)
sino por los motivos objetivos que lleven a ellas. La hipótesis religiosa será
necesaria cuando el fenómeno a explicar implique una amplia movilización social
que no pueda justificarse a partir de los demás elementos solamente, como nos
parece que es en el caso de Podemos. La confianza en que Podemos arreglará el
país no se sustenta en ninguna prueba más allá de la propia fe, esperanza y
confianza de que así será. Pensar que un partido recién inventado, sin
experiencia previa, de desconocidos y sin programa puede solucionar los
problemas más graves de un país, y dedicarle tiempo y dinero de forma
entusiasta a que ese partido gane, eso supone una fe muy grande para hacerlo.
Una decisión así no puede ser el resultado de un análisis frío, lógico y
racional. Hace falta la fe para movilizar en esa dirección.
Pero vuelvo a insistir por si los
ejemplos llevan a error: que gran parte del éxito de Podemos se pueda deber a
esta hipótesis religiosa no quiere decir que sus seguidores sean sectarios ni
fanáticos. La conducta religiosa es
más amplia que la sectaria, que sería una de sus concreciones radicales. La
inmensa mayoría de personas religiosas no vive su religión de forma sectaria
sino de una forma relajada y compatible con la modernidad. Para ellos la
religión es una forma de vivir y experimentar la realidad que les da ilusión,
consuelo, paz interior, felicidad, armonía…, todo eso gracias a la fe y la
esperanza en lo que creen. Y, también hay que decirlo, gracias a la reducción
del pensamiento crítico y otros elementos como el mesianismo, maniqueísmo,
pensamiento mágico, etc. De la misma forma, y por razones muy parecidas, Podemos
ha generado ese efecto religioso de ilusión y esperanza en muchas personas que
han puesto fe en ese Partido debido a todo lo que hemos dicho. Karl Marx lo
expresó muy bien en la
Contribución a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel cuando
caracterizó a la religión como “opio del
pueblo”:
“La miseria religiosa es, de una parte la expresión
de la miseria real y, de otra parte, la protesta
contra la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el
estado de ánimo de un mundo sin corazón, porque es el espíritu de los estados
de cosas carentes de espíritu. La religión es el opio del pueblo. La superación de la religión como la dicha "ilusoria" del pueblo es la
exigencia de su dicha real. Exigir
sobreponerse a las ilusiones acerca de un estado de cosas vale tanto como exigir que se abandone un estado de
cosas que necesita de ilusiones. La crítica de la religión es, por tanto,
en germen, la crítica del valle de
lágrimas que la religión rodea de un halo
de santidad”.
Tal vez el fervor hacia Podemos pueda
interpretarse así: como una forma de expresión religiosa, y de protesta a la vez, contra la miseria real del desempleo, los desahucios, la
pobreza y el hambre de gran parte de la población. Seguramente que IU u otros
partidos de izquierda sepan interpretar por qué hemos llegado a esta crisis y
puede que hasta tengan la solución acertada, pero les falta ese elemento
religioso que sí se ha dado en Podemos y que están sabiendo aprovechar. Si es
así, Podemos será la expresión religiosa del problema, y entonces hace falta
todavía, como dice Marx, la crítica necesaria para superar esa dicha ilusoria
por otra que sea real.
En la
fotografía: Teresa Rodríguez, eurodiputada de Podemos, con Yusuf Ibn Oroza, ex
secretario general del Consejo Islámico del País Vasco. La imagen está tomada
de Vozpopuli.
Andrés
Carmona Campo. Licenciado en
Filosofía y Antropología Social y Cultural. Profesor de Filosofía en un
Instituto de Enseñanza Secundaria.
[1] Puede decirse
lo mismo de muchos otros fenómenos religiosos o políticos cuya explicación
remite a la conjunción de muchas variables. Por ejemplo, el éxito del
cristianismo primitivo respecto de otros movimientos mesiánicos, el de la
Reforma protestante pero no el de otros movimientos similares, o incluso el del
nazismo o el bolchevismo. Si en vez de Jesús, Lutero, Hitler o Lenin hubieran
sido otros los líderes, seguramente la historia hubiera sido distinta, o si
esos mismos personajes hubieran vivido unas décadas antes o después, o si, en
definitiva, hubieran sido distintos algunos de los múltiples factores que, en
conjunción unos con otros, dieron lugar a esos fenómenos. Piénsese, por
ejemplo, qué hubiera pasado si en vez de Stalin es Trotsky quien sucede a
Lenin, por ejemplo. No quiere esto decir que la historia la hagan los grandes
personajes: sin la Gran Depresión ni la derrota en la SGM, Hitler y los nazis
posiblemente hubieran pasado desapercibidos en la historia de Alemania y del
mundo. Lo que quiero resaltar es la importancia de la concurrencia simultánea
de múltiples factores (unos más importantes que otros, evidentemente) para
poder explicar ciertos fenómenos históricos, en este caso, el de Podemos.
[2] Por ejemplo:
Rodríguez, Pepe (1989). El poder de las
sectas. Barcelona: Ediciones B.
[3] Haidt,
Jonathan. “El perro emocional y su cola racional”, en Cortina, Adela (coord.), Guía Comares de Neurofilosofía práctica.
Granada: Comares, 2012, pp. 159-215.
[4] Según Haidt,
el pensamiento humano se parece más al de un abogado que al de un juez: a la
hora de decidir, no sopesamos racionalmente pros y contras como haría un juez
imparcial, sino que tomamos una decisión emocional y luego buscamos
(inconscientemente) justificaciones racionales de esa decisión, como haría el
abogado tratando de defender a su cliente.
[5] Gruen, Lori:
“Los animales”, en Singer, Peter. Compendio
de Ética. Madrid: Alianza, 1995, pp. 478-480.
[6] En el sentido
en el que el marxismo se entendía a sí mismo como una ciencia (el materialismo
histórico) que había descubierto las leyes de la historia.
[7] Platón, República, libro III, 414-415.
[8] No solo
políticos: la masonería es otro ejemplo de utilización de rituales y simbología
pararreligiosos de forma eficaz.
Una vez más largo y fantástico. Además del tema central entras en temas que me han resultado muy interesantes. En estos días me has pillado con tiempo y ganas de disfrutar de estos temas que siempre centras y desarrollas con envidiable habilidad. He tenido suerte. Mis mejores deseos para estos próximos tiempos que ya hemos empezado a vivir.
ResponderEliminarMuchas gracias, Pepe, me alegro que te haya gustado. Igual que entiendo que habrá a quien no le guste, pero necesitaba puntualizar algunas cosas del otro texto. De cualquier forma, la intención principal es dar qué pensar y poder sopesar argumentos a favor y en contra, porque, obviamente, puedo estar equivocado o, lo que es más seguro, estar acertado en parte y equivocado en parte. Sea como sea, lo que me interesan son los argumentos para el debate.
EliminarFeliz año nuevo.
Buenas tardes Andrés.
ResponderEliminarVaya por delante que no sé si agradecerte estos dos artículos. A favor del sí, me has resuelto unas cuantas dudas. En lo negativo, me has desanimado por completo.
Las dudas: cómo Podemos, con una chapuza de programa electoral, arrasó mientras que el de EQUO, mucho más sólido y elaborado, semi-fracasó. O por qué he acabado baneado y anatemizado cada vez que he osado criticar a Podemos en los foros. Suerte que son foros virtuales y sólo acaba herida la autoestima.
Y desanimado porque me he dado cuenta de que llevo años predicando - perdónenme la expresión - en el desierto. Si fuese creyente o ateo, aún tendría una posibilidad, siendo agnóstico lo llevo crudo.
Lo dicho, saludos y gracias (más o menos).
Hola, Vicente Juan:
EliminarSiento si los artículos te han desanimado, desde luego no era su intención. Las dudas que planteas (o similares) fueron las que me llevaron a escribir los textos. Sea como sea, lo importante es aprender para continuar adelante.
Ánimo y feliz año.
Igualmente Andrés, y perdón por el retraso, plenamente achacable a causas técnicas de esas que se alivian con antiinflamatorios :o)
EliminarNo sientas haberme desanimado, provocar reflexión y/o emociones es lo que se pretende al escribir. Por otra parte me has abierto un nuevo punto de vista en el que no había caído antes. Miel sobre hojuelas.
Resumiendo, que con alguna peguilla puntual como las que más abajo comenta Salva (Vota y Calla) creo que ha sido un artículo de lo más interesante.
Gracias y saludos.
Acepto el contenido emocional y colectivo de ciertos fenómenos, pero no me parecen religiosos. Los religiosos son fanáticos, al menos en el sentido de reafirmarse en sus creencias contra toda evidencia. En cambio muchos grandes éxitos son pasajeros. Tal vez mañana Podemos caiga en el olvido. Eso no le pasa a una secta. Lo que intento decir es que explicar el éxito de cualquier cosa (una moda, una canción, un deporte) como religioso es salirse un poco de la definición de religión. Creencia en algo sobrenatural. Aunque este texto es muy complejo para mí, y tal vez lo haya malinterpretado...
ResponderEliminarEssostre, no digo que el fenómeno Podemos sea religioso sino que se está manifestando COMO SI lo fuera, y que buena parte de quienes apoyan a Podemos lo hacen de un modo bastante parecido al de los creyentes religiosos. Te destaco este párrafo:
Eliminar“¿Toda movilización social o política es también religiosa en cierto modo? No necesariamente: si hay motivos justificados para ella no. Una huelga o una revolución política pueden explicarse sin la hipótesis religiosa (aunque algunos huelguistas o revolucionarios se comporten de modos sectarios) sino por los motivos objetivos que lleven a ellas. La hipótesis religiosa será necesaria cuando el fenómeno a explicar implique una amplia movilización social que no pueda justificarse a partir de los demás elementos solamente, como nos parece que es en el caso de Podemos. La confianza en que Podemos arreglará el país no se sustenta en ninguna prueba más allá de la propia fe, esperanza y confianza de que así será. Pensar que un partido recién inventado, sin experiencia previa, de desconocidos y sin programa puede solucionar los problemas más graves de un país, y dedicarle tiempo y dinero de forma entusiasta a que ese partido gane, eso supone una fe muy grande para hacerlo. Una decisión así no puede ser el resultado de un análisis frío, lógico y racional. Hace falta la fe para movilizar en esa dirección”.
Interesantísimo artículo, no sólo por el tema principal, sino por todos los subtemas que en él van apareciendo, desde la importancia de las emociones como factor de motivación y toma de decisiones hasta el comunismo en clave religiosa. De verdad, muchas gracias, y feliz año nuevo, por supuesto.
ResponderEliminarMuchas gracias, Alicia, se agradecen los comentarios favorables, pero también te animo a los críticos o incluso los contrarios, porque seguramente haya fallos o errores que es difícil que yo pueda verlos si otros no me los indican. Gracias de nuevo y feliz año a ti también.
EliminarHola, Andrés. Llego de parte de Vicente Juan, vecino de comentario de arriba. No coincido con varias cosas de los artículos, pero me ha gustado mucho leerlos, especialmente este segundo.
ResponderEliminarComentaré que aparte de Pablo Iglesias y Villarejo, también era bastante conocido Monedero. Y discrepo respecto a Equo: ellos tampoco se mojan con lo de izquierdas o derechas. Escuchad, por ejemplo, esta entrevista a Florent Marcellesi (11:36): http://www.cadenaser.com/espana/audios/pueden-crear-millones-empleos-ue-economia-verde/csrcsrpor/20140514csrcsrnac_17/Aes/
Un abrazo.