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Mostrando entradas de junio, 2018

Equidad, meritocracia y educación pública

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Por José María Agüera Lorente Ha coincidido la noticia dada por los medios con la realización en Andalucía de las pruebas de evaluación del bachillerato y de acceso a la universidad (PEVAU), antes PAU (pruebas de acceso a la universidad) y, desde tiempo inmemorial, «selectividad». Esta última palabra tiene connotaciones que presupone el valor de la excelencia, esa virtud que identifica a los mejores, y dado que el término se resiste a desaparecer del argot de los estudiantes de bachillerato, diríase que el mencionado valor es elemento constitutivo del por así decir subconsciente colectivo de la comunidad académica. Precisamente la noticia a la que quiero referirme tiene que ver con la excelencia, porque se produjo con ocasión de la entrega de un premio a un alumno de un instituto público (IES Ramiro de Maeztu de Madrid), hijo de profesores de instituto, concedido por sus excelentes calificaciones. Francisco Tomás y Valiente se llama el joven de diecinueve años que se atrevió a

Doscientos años de Frankenstein y cincuenta de 2001 (2ª entrega)

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La grandeza del hombre está en ser un puente y no una meta: lo que en el hombre se puede amar es que es un tránsito y un ocaso. F. W. Nietzsche: Así habló Zaratustra El silencio eterno de los espacios infinitos me aterra, ¡cuántos reinos nos ignoran! (Blaise Pascal: Pensamientos ) Por José María Agüera Lorente Con este texto quiero completar mi homenaje personal a dos obras que cumplen este mismo año aniversarios de esos redondos. De la primera ya hablé como hace un mes ; se trata de Frankenstein o el moderno Prometeo , novela de la prematuramente genial Mary Shelley por primera vez publicada hace doscientos años. A la segunda, la película 2001: una odisea del espacio, dedicaré las líneas que siguen, como recuerdo y expresión de admiración en el cincuenta aniversario de su estreno. Como la novela de Mary Shelley, la película de Stanley Kubrick encierra una ambición creativa portentosa. Seguramente por eso ambas tienen ese vínculo genealógico con el mito clásico –grie

Disquisiciones sobre ética a propósito de una moción de censura

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En España no se ha secularizado aún la política. Aquí no se hace política; se hace teología. (Iñaki Gabilondo en A vivir que son dos días , Cadena SER, emisión de 2 de junio de 2018) Por José María Agüera Lorente En 1890 fue publicada por primera vez la novela El retrato de Dorian Gray del singular escritor irlandés Oscar Wilde. Antes de leerla conocí la historia que narra a través de su versión cinematográfica de 1945 dirigida por Albert Lewin. Yo era muy joven cuando la vi, emitida por televisión. Aunque eso fue hace ya varias décadas recuerdo que causó en mí una honda y desasosegante impresión. Luego he vuelto a verla ya leída la novela y he podido constatar que mi intenso recuerdo estaba justificado, pues se trata de una adaptación refinada y elegante que recoge lo esencial de su mensaje, así como la profundidad de la cuestión que plantea. Por si el lector lo ignora o lo ha olvidado, diré escuetamente que la obra de Wilde es su manera de contarnos el archiconocido mito d