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Mostrando entradas de agosto, 2019

LAICIDAD, ARTE, CENSURA Y FEMINISMO (a vueltas con C. Tangana)

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22/08/2019 Nota : La publicación del texto “ C. Tangana, heavy metal, censura y feminismo ” tuvo una réplica que es el pretexto de este. Pretexto porque la réplica en sí tiene poca sustancia que responder (en la mayor parte de la réplica estoy de acuerdo, creo que la autora se confunde) pero sí me parecía interesante aclarar la relación de aquel texto con el laicismo (puesto que se cuestiona en la réplica) y de paso retomar la reflexión sobre lo que dice el título: la laicidad, el arte, la censura y el feminismo. Recuerdo una conversación, hace años, con otros profesores, en la que uno se quejaba de que una serie entonces de moda, Física o Química , no reflejaba para nada la realidad de los institutos de secundaria. Yo le dije que ni lo hacía, ni tenía porqué hacerlo, y que era mejor que fuera así. Si una serie pretendiera reflejar fielmente la realidad de un instituto no la vería nadie, más que nada, porque sería un aburrimiento. La realidad cotidiana de un instituto es

Escuela versus Fortnite: 0-1.

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12/08/2019 La noticia ha suscitado estupor: un padre ha sacado a su hijo de 15 años del instituto para que se dedique exclusivamente a entrenarse para jugar Fortnite profesionalmente. El chico entrena 10 horas diarias, no va al instituto, come enfrente del ordenador, no sale por ahí con amigos, y su padre se ha gastado 30.000 euros en comprarle el mejor equipo informático para jugar Fortnite. El objetivo explícito del padre es que su hijo logre ganar dinero suficiente para poder vivir sin trabajar. Por ahora lleva 60.000 euros, aunque el ojo está puesto en los primeros premios del Mundial de Fortnite: el primer premio es de 3 millones de euros, que en su última edición lo han ganado dos chicos de 16 años .

C. TANGANA, HEAVY METAL, CENSURA Y FEMINISMO

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Logotipo del Parental Advisory 10/08/2019 El veto (o la censura, según se mire) de C. Tangana en Bilbao ha reabierto el debate sobre la libertad de expresión y la letra de las canciones (y por extensión, en el mundo del arte). Y la polémica es sin duda más difícil en la izquierda que en la derecha. Que la derecha censure es algo que va con ella, por eso la reciente censura de Luis Pastor o de Def Con Dos por parte de las derechas madrileñas, aun siendo reprobable, es coherente: son fachas, ¿qué esperabas que hicieran? El asunto es más difícil en la izquierda porque, en principio, la izquierda defiende la libertad de expresión y censura a la censura. Un ejemplo es la contradicción de Podemos , que en Bilbao incitaba al veto de C. Tangana mientras que su líder nacional, Pablo Iglesias, lo rechazaba, al igual que Clara Serra .

¿Es el escepticismo una moda?

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Portada de Arifo, la primera revista escéptica española. 06/08/2019 ¿El escepticismo está de moda? Parece que sí. Si hasta hace poco lo más cool era presumir de homeopatía, reiki y feng-shui , ahora lo es denunciarlos como bulos o mitos. Parece haber un giro de 180º desde la aceptación entusiasta de las pseudociencias y pseudoterapias a la “caza de brujas” contra ellas. Un ejemplo es la reciente campaña del gobierno llamada #coNprueba ( campaña y más información ), y en la que se nota la influencia del ministro de Ciencia, Pedro Duque, que ya se las vio con un terraplanista . Además, prolifera la tendencia a buscar, encontrar y denunciar mitos y bulos utilizando la metodología científica. Uno de los mejores ejemplos es la web “ Maldito bulo ”.

Sobre la inteligencia de nuestros políticos

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Y así la ciudad nuestra y vuestra vivirá a la luz del día y no entre sueños, como viven ahora la mayor parte de ellas por obra de quienes luchan unos con otros por vanas sombras o se disputan el mando como si éste fuera algún gran bien. (Platón: República , libro VII)   Por José María Agüera Lorente En estos días por los que pasa nuestra atribulada patria, densa resaca de las últimas convocatorias electorales, ante tanta muestra de postergación de las luces de la inteligencia achacable a nuestros políticios y aireada en lo medios de comunicación con morbosa fruición, me reconforta evocar la figura, aunque sea ficticia, de un personaje que debería constituir la clase más numerosa de seres humanos dentro de la masa de ciudadanos que componen un país como el nuestro.  El personaje al que yo acudo en rescate de mi sosiego particular, como antígeno para inmunizar mi intelecto ante tanto discurso –o relato como se ha puesto de moda decir ahora– tóxico, no es otro que Atticus Finc