Un agradecimiento personal al ateísmo –y una advertencia-
Por Matías S. Holze
El que diga que nunca creyó en supercherías, fraudes y mitos está seguramente mintiendo. Hasta el más ferviente escéptico fue alguna vez un supersticioso o un creyente en algo, sea timo espiritual o pseudociencia. Sobre esto la página Magufobusters dedicó una serie de interesantes post –titulado Magufos Anónimos- en que los escépticos cuentan cómo salieron del oscurantismo, el dogma y las irracionalidades varias. Yo claro, no escapo de esto.
Entre los fraudes y vulgar estafas en los que creí se encuentra Zeitgeist, pedagogías alternativas, conspiraciones del 11 S. y otras, el psicoanálisis, chakras, “energías” misteriosas, reencarnación, transgénicofobia, 10% del cerebro, hemisferio izquierdo “lógico” y hemisferio derecho “artístico”, Kimatica, “misterios” egipcios e incluso me interesé por la teoría de los Alienígenas Ancestrales. Lamentablemente mi pasado es completamente magufo. Pero si hay algo que me permitió salir de la creencia en todas estas estupideces (y muchas más) fue sin lugar a dudas el ateísmo.
Gracias a mi ateísmo innato siempre mi irracionalidad tuvo un límite, cuando veía que las idioteces en las que creía se empezaban a asemejar mucho a una religión (en su dogmatismo, ridiculez, etc.), inmediatamente me generaba un rechazo, el mismo que siempre me generaron todas las religiones. Me pasó por ejemplo, con el ocultismo del cual fui durante un tiempo estudioso aficionado.
Gracias al ateísmo aprendí a debatir y por lo tanto razonar, y así cómo cuando yo tenía razón en los debates sobre religión y quería que mi oponente se rindiese y abandonará el dogma para aceptar la razón y la evidencia, yo mismo abandonaba las creencias irracionales cuando encontraba argumentos sólidos y evidencias indiscutibles. Gracias al ateísmo abracé el escepticismo. Y por lo tanto agradezco al ateísmo por haberme orientado a sostener mi intelectualidad en el racioempirismo (esto es, basarse tanto en la razón como en la evidencia empírica). Debido a esto pude desarrollar una capacidad de pensamiento crítico más madura que en la actualidad me produce, por lo general, cierta inmunidad a cualquier evidente charlatanería en la que pude haber creído en el pasado.
El ateísmo puede ser un gran estímulo a transitar el largo camino en la ruta de la razón, el ateo que se limite a domesticar su pensamiento crítico en dioses y religiones sin extender su sospecha hacia cualquier tipo de dogma similar, avanzó en esta larga ruta solo unos pocos pasos, y siempre en esta quedará mucho por recorrer. No quiero decir que semánticamente el ateísmo involucre al escepticismo (cómo lo es a la inversa), pero el ateísmo puede ser, cómo en mi caso, un gran impulso hacia éste. Dios no está solo, es una ficción dentro del pensamiento mágico que convive con muchas otras, desde todo el arsenal de mitos new-age hasta todas las formas de pensamiento débil.
Invito a todos los ateos a ser algo más que ateos. Los invito a extender su pensamiento crítico mucho más allá de ficciones tan fáciles y evidentes como los dioses. En la actualidad convivimos con muchas ficciones si no similares, aún peores. Reitero, .la razón es un camino que va mucho más allá que dejar atrás únicamente a los dioses. Siempre todos estaremos a tiempo de ser pensadores críticos, la única forma de librepensamiento y por lo tanto, de pensar correctamente por nosotros mismos.
Sobre los divulgadores del ateísmo
Me asombra y extraña un poco la voluntad y la paciencia que tienen algunos colegas y conocidos divulgadores, escritores, ensayistas, etc. para debatir, escribir y tratar el tema de la religión y los religiosos. Les agradezco y los admiro. A mí el tema me aburre sobremanera, y lo lamento. Por lo general son temas a los que rehúyo un poco. No porque crea que no es conveniente o porque piense que este mal, al contrario, me gustaría tener la voluntad para hacerlo, pero me parece tan aburrido...
Realmente pocos días son los que me acuerdo que aún existe gente devota del catolicismo; en todo mi entorno de amistades no hay un solo creyente religioso, ninguno. Mi ciudad (La Plata, Buenos Aires) no parece a mis ojos ser muy creyente, no hay muchas iglesias (las que hay son construcciones antiguas) y a la catedral van más por su belleza arquitectónica que otra cosa –cuando fui a Brasil noté totalmente lo contrario, creo que en dicho ambiente si encontraría más inspiración en combatir la religión. Quiero pensar que esto se debe a que La Plata posee muchas y buenas universidades, sumado al hecho de que las encuestas muestran un descenso casi general del religionismo (sobre todo en países donde se avanza en educación, y en donde se intenta apalear la desigualdad económica, aunque Argentina este lejos de esto).
Cuando recuerdo que existe gente que cree en un ente inexistente propio de la invención de una tribu de pastores brutos de Medio Oriente hace milenios, al que le dedica su vida, me parece algo muy raro… hasta me perturba con razones. Personalmente prefiero escribir y divulgar sobre imposturas y fraudes insostenibles de otro tipo, falsas conspiraciones, pseudociencias, mitos, ideas posmodernas, ciertas posturas ideológicas, etc., me parecen más divertidos y sobre todo mucho más serios. Puedo entender que una persona crea que clavándose unas agujas pueda curarse una enfermedad, y cómo mucho entiendo que la gente crea que si alguien le pone la mano arriba de su cuerpo en reposo y la mueve le puede generar algo (como en el reiki). Pero pensar y escribir seriamente sobre creencias de gente que le habla a una estatua, pensando que habla con el creador del universo, me parece tal como ir a enseñar física a un manicomio. Como mucho pude escribir a duras penas sobre el agnosticismo, que me parecía una postura más o menos seria y muy cuestionable. Y aun así, con lo extraña que me parezca la religión, es una de las supersticiones más populares. Claro que su popularidad no quiere decir nada, citando a B. Russell: “El hecho de que una opinión haya sido ampliamente extendida, no es evidencia alguna de que no sea absurda; en vista de la estupidez evidenciada por la mayor parte del género humano, es más probable que una creencias ampliamente extendida sea una tontería”.
Agradezco mucho que haya gente como mi amigo Janou Gleaser que dedica su talento y aguda inteligencia a cuestionar la religión, yo no podría, al menos, no con aquella voluntad y vehemencia. Siempre que trato otro tema, tomo a la religión como paradigma de dogma y absurdo –cosa que doy por hecho-, como si el debate sobre el tema nació con Demócrito y murió junto a Hitchens.
Claramente creo que todavía hay mucho por hacer en este campo, pero también creo –tal vez muy optimistamente-, que cuando mi generación sea adulta si es que la sociedad logra continuar con un progreso sistémico, la religión no será más que una secta extraña y minoritaria. Este progreso depende de divulgadores del pensamiento crítico honestos e inteligentes, y ojalá yo pueda contribuir con ello de alguna forma.
El ateísmo actualmente está creciendo de forma considerable en las sociedades que aspiran a ser ilustradas –esto no incluye a las actuales barbáricas teocracias de Oriente Medio, que asesinan y persiguen a los ateos-, cosa que celebro aunque es una lástima que no siempre sus métodos sean de lo más honestos. Y cómo en todo movimiento, siempre hay un sector reaccionario. Sin embargo el sector reaccionario más curioso no es el de los religiosos, ya que este es totalmente predecible, sino la reacción de un grupo de no-creyentes que envidian la capacidad de creer las absurdidades de los creyentes. Ante esto comparto completamente la opinión de Christopher Hitchens:
“Algunas personas ateas que conozco dirán que les gustaría poder creer. Algunos ex creyentes que conozco dicen que les gustaría tener fe otra vez. Yo no los entiendo en absoluto. Creo que es excelente que no haya razones para creer en estas propuestas absurdas. La razón principal de esto es que creo que es una creencia totalitaria. El deseo de ser un esclavo. Es el deseo de que haya una autoridad tiránica inalterable e indesafiable. Que puede condenarte por crimen de pensamiento mientras duermes. Que puede someterte a una vigilancia absoluta, en cada minuto de tu vida… ¿Dije vida?, antes de que nacieras y aún peor y donde lo más divertido empieza, después de tu muerte. Una Corea del Norte celestial. ¿Quién desea que esto sea cierto? ¿Quién sino un esclavo desea tan espantoso destino?”
Algo con lo que los divulgadores del ateísmo deben tener mucho cuidado, es el hecho de que esta reacción de un confuso “vacío” por el hecho de no creer en una deidad, sea rellenada con la creencia en alguna otra forma de estupidez. Esto es realmente peligroso y es uno de los hechos por los cuales mientras el ateísmo crece, el movimiento new-age también. Es por esto que todos los divulgadores del ateísmo deben tener en cuenta lo que he dicho anteriormente, el pensamiento crítico no termina en el ateísmo, apenas comienza. El combate a la superstición debe ser sistémico y profundo, de otro modo, lo más probable es que fracase derivando en una especie de intercambio de una idea peligrosa y absurda por otras ideas igual o peor en peligrosidad y absurdidad. Este es un fracaso que llevará consigo a un estancamiento o retroceso general de todo progreso humano deseable. No dejemos que el imperio del vaticano se convierta en el imperio del religionismo new-age. La superstición no debe actualizarse, debe eliminarse.
La imagen no tiene mucho que ver, pero no sabia que poner.
ResponderEliminarPues yo no creo en ninguna religión ni en ningún Dios pero yo no me considero Ateo, Me importa un carajo si hay ateos y religiosos. considero al ateo que trata de convencer a la masa de que Dios no existe exactamente igual que el padrecito que intenta convencer a la masa de que Dios es el camino ambos me parecen ridículos.
ResponderEliminarLa religión es poderosa porque no sabemos aceptar la muerte, el sinsentido, la soledad. Necesitamos respaldo, aprobación, consuelo, compañía. Aunque sean imaginarias. La ilusión colectiva es contagiosa.
ResponderEliminarHay grandes errores y confusión en lo que he leído. El mas grande de todos es poner en el mismo saco, la creencia en Dios y las religiones. Una cosa nada tiene que ver con la otra. Se puede creer en Dios y aborrecer todas las religiones como un servidor. Yo no voy por la vida hablando de Dios o de lo que creo o no. Pero jamas diré que estoy en posesión de ninguna verdad. Los misterios de la vida y de la muerte, son justamente eso MISTERIOS Nadie puede afirmar ni negar nada al respecto y por tanto creer o no es algo personal e intransferible. Decir que no creer, le hace a uno mas alto y mas guapo, es una creencia al fin y al cabo como otra cualquiera y que el que cree en Dios podría decir exactamente lo mismo. Lo importante en la vida es lo que uno hace y no lo que uno piensa o cree- Eso es en resumidas cuentas lo que uno es y tiene valor. Predicar es una cosa hacer es otra muy distinta Un abrazo y amor para todos.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar