Las mujeres y el islam (Andrés Carmona)
Algunos
pasajes del Corán son significativos para ver cómo entiende el Islam a las
mujeres: en la sura 25 y aleyas 11 y 12 se dice: Si algunos riñeren uno con otro, y se acercare la mujer de uno para
librar a su marido de mano del que le hiere, y alargando su mano asiere de sus
partes vergonzosas, le cortarás entonces la mano; no la perdonarás (1). En
la sura 25, aleya 5, el castigo para la novia que no sea virgen es la muerte
por lapidación (a pedradas); y la forma de comprobar la virginidad es la prueba
del pañuelo (aleyas 13-15) (3) que no es nada fiable (el himen se puede romper
por muchas causas naturales sin que haya penetración alguna). Curiosa es
también la concepción de la mujer como propiedad del hombre en el sentido
literal de la palabra: los esclavos y las esposas son considerados en el Corán
como objetos privados de su dueño; dice la sura 50, aleyas 17-18: Y si alguno hiriere a su siervo o a su
sierva con palo, y muriere bajo su mano, será castigado; mas si sobreviviere
por un día o dos, no será castigado, porque es de su propiedad (4); y dice
también en la aleya 22: Si alguno
engañare a una doncella que no fuere desposada, y durmiere con ella, deberá
pagar la dote y tomarla por mujer. Si su padre no quisiere dársela, él le
pagará la dote que se da por las vírgenes (5). Lo curioso es que este texto
está entre las leyes sobre la propiedad. Del mismo modo sucede con la sura 34,
aleya 19: No codiciarás los bienes de tu
prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni
su buey, ni su asno, ni nada que sea de él (6). La esposa y los esclavos y
esclavas son entendidos como propiedades del hombre como cualquier otro de sus
bienes o animales. Hay otros pasajes que también hoy en día nos pueden resultar
llamativos. Por ejemplo la sura 39 que dice: La mujer ha de aprender en silencio y sumisa. No acepto que la mujer dé
lecciones ni órdenes al varón. Estese callada, pues Adán fue creado primero y
Eva después. No fue seducido Adán sino la mujer fue seducida y cometió el
pecado. Pero se salvará por la maternidad, si mantiene con modestia la fe, el
amor y la consagración (7). Es curioso también que Mahoma vuelve a basarse
en el mito de Adán y Eva para justificar la obligatoriedad del velo para las
mujeres en la aleya 12: El varón que reza
o profetiza con la cabeza cubierta deshonra su cabeza, en cambio, la mujer que
reza o profetiza con la cabeza descubierta deshonra su cabeza: es lo mismo que
si la llevara rapada. Así que, si una mujer no se cubre, que se rape la cabeza;
y si es vergonzoso cortarse el pelo al rape, pues que se cubra. El varón no
tiene que cubrirse la cabeza, siendo imagen de la gloria de Dios, mientras que
la mujer es la gloria del varón. Y no fue creado el varón para la mujer, sino
la mujer para el varón. Por eso debe llevar la mujer en la cabeza la señal de
su autoridad, en atención a los ángeles (8) Y por si alguien no está de
acuerdo, y quiere discutir esta cuestión, dice después (aleya 13): Y si alguien quiere discutir, nosotros no
tenemos esa costumbre ni tampoco las mezquitas de Alá (9).
A
la vista de estas citas se puede comprender perfectamente que el Islam y su
cultura sean tan radicalmente machistas con las mujeres: lapidación por
adulterio, obligatoriedad del velo, etc. Sin embargo, creo que, amigo lector,
de haber llegado a esta conclusión tendrás que perdonarme por la tomadura de
pelo: los pasajes que se han citado son citas auténticas, pero no del Corán,
sino del Antiguo y el Nuevo Testamento. Tan sólo se ha sustituido
"Biblia" por "Corán", "San Pablo" por
"Mahoma", "iglesia" por "mezquita" y
"Dios" por "Alá". Más abajo se relacionan las citas exactas
de la Biblia que se han tomado en el texto (las suras y aleyas citadas son
falsas para dar mayor impresión de texto coránico). Supongo que muchos lo
habrán descubierto al ir leyendo, sobre todo si se conocen los textos bíblicos
(habrán "sonado") pero en la cultura general no es tan conocido este
origen judeocristiano de las costumbres machistas del Islam como son la
lapidación y el velo, por ejemplo. Lo que se pretendía era, además de dar a
conocer esta cuestión, que reflexionemos cómo los prejuicios nos condicionan:
si a alguien se le dice que el Corán dice estas cosas no lo dudará, pero si se
le dice la verdad, que lo pone en la Biblia, en seguida se extrañará o se
quedará pálido.
(1)
Deuteronomio 25, 11-12
(2)
Deuteronomio 22, 20-21
(3)
Deuteronomio 22, 13-15
(4)
Éxodo 21, 20-21
(5)
Éxodo 22, 15
(6)
Éxodo 20, 17 (se trata del 10º mandamiento)
(7)
1 Timoteo 2, 11-15
(8)
1 Corintios 11, 4-10
(9) 1
Corintios 11, 16
El texto está publicado también en el blog de
Ismael Pérez, Homínidos,
con comentarios suyos.
Andrés
Carmona Campo. Licenciado en Filosofía y
Antropología Social y Cultural. Profesor de Filosofía en un Instituto de
Enseñanza Secundaria.
No me extraña nada ya que el Corán y la Biblia son la misma mierda: una recopilación de mitos que hablan de un dios misógino, asesino y, por supuesto, inexistente.
ResponderEliminarUn saludo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLeí el texto publicado en Homínidos, me causó gracia el anónimo comentarista que no supo sustentarse. Típico. :)
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