En defensa del animismo. Autor: Gabriel Andrade
A mi juicio, los ateos militantes
son demasiado mezquinos con la religión. La mayoría de las doctrinas religiosas
son efectivamente falsas (y muchas son absurdas), pero la religión ha tenido
una función social destacable a lo largo de la historia de la humanidad, y es
menester reconocerlo.
Asimismo, si bien coincido con estos
ateos en que la religión y la ciencia inevitablemente chocan, debe también
reconocerse que algunas doctrinas religiosas sí han servido como plataforma
para el desarrollo de la ciencia. En esto, el monoteísmo ha tenido un lugar
destacado.
La idea de un Dios trascendente, que
no es identificable con un objeto material en particular, ha servido para
propiciar la actividad científica. En el panteísmo, todo es Dios, y así, lo
sagrado impone una restricción para investigar el mundo. En cambio, en el
monoteísmo, hay más disposición para hacer disecciones de cadáveres o
investigar fenómenos de la naturaleza, pues si bien se consideran obras de la
creación, no están protegidos por tabús sagrados. Del mismo modo, la idea
monoteísta de que Dios es un creador racional, ha motivado más a los
científicos a conocer el mundo. Pues, operan bajo la presunción de que el mundo
mantiene cierto orden, y por ende, es inteligible para la mente humana.
Contrario a lo que a veces suponen
los teístas, nada de esto implica que la ciencia dependa de la religión, y que
el abandono de la religión conducirá al deterioro de la ciencia. Hoy, la
religión se ha convertido más en estorbo que en aliada de la ciencia, pero en
honor a la justicia histórica, es menester reconocer que la cosmovisión
monoteísta sí fue favorable al desarrollo de la ciencia, al menos en sus etapas
iniciales.
En este esquema, el politeísmo y el
animismo no han hecho ningún aporte favorable a la ciencia. Y, entre los ateos
de hoy (que suelen ser herederos de los positivistas del siglo XIX), suele
imperar la interpretación histórica, según la cual, ha habido una marcha
progresista, desde el animismo al ateísmo, pasando por el politeísmo y el
monoteísmo.
El antropólogo E.B. Tylor, por ejemplo, célebremente
presentaba al animismo como la forma más primitiva (y por ende, más irracional)
de religión. Y, desde la psicología, gente como Jean Piaget ha señalado que el
pensamiento más inmaduro en el ciclo de vida de la gente, tiene firmes
resonancias con el animismo. Tanto los hombres más primitivos, como los niños
en las etapas más tempranas de la vida, operan bajo la idea de que los objetos
tienen personalidad propia, e intercatúan con ellos como si se tratase de
personas.
Ciertamente, el animismo es irracional. Rezar a un
Dios invisible puede desafiar la racionalidad, pero a mi juicio, más
escandaloso aún es creer que una estatua de repente puede caminar, o que un
muñeco en las noches, salga de la caja de juguetes y empiece a acosar a los
niños que duermen.
Pero, del mismo modo en que la creencia errónea
sobre la existencia de un único Dios trascendente fue favorable al origen de la
ciencia, opino que las creencias animistas, por muy irracionales que sean, han
sido (y presumo que seguirán siéndolo) favorables al desarrollo de la robótica.
Japón es el campeón de la robótica. Ese país merece
toda nuestra admiración por los grandes avances tecnológicos que ha hecho, y
por aportar androides que facilitan nuestras vidas. ¿Por qué Japón tiene ese
avance tecnológico que otros países no tienen? Parte de la respuesta está en su
tradición animista. Para los japoneses, no es tan extraordinario creer que el
osito de peluche tiene personalidad propia. El mundo japonés está encantado.
Max Weber decía que, para que un país desarrolle ciencia e industria, debe
desencantarse. Pero, en el caso de Japón, su encanto más bien es un aliado de
la industrialización: la premisa animista de que los objetos no orgánicos
pueden adquirir vida y personalidad propia, hace que los japoneses sean mucho
más abiertos a la interacción cotidiana con robots.
En Occidente, persiste el temor al robot. Y, en
parte, este temor es debido a la superación del animismo en épocas pasadas. El
monstruo de Frankenstein o el golem
en el folklore judío, son terroríficos, precisamente porque los occidentales no
tenemos la expectativa de que un muñeco adquiera vida propia en las noches
(precisamente eso ha hecho tan terrorífica las películas sobre Chucky, el
muñeco siniestro). Y así, cuando vemos que un androide se comporta como un ser
humano, sufrimos un gran shock. Los japoneses, más impregnados de animismo, no
sufren el mismo shock.
Muchos de los problemas a los que se enfrenta la
humanidad, tienen su solución en el desarrollo de la robótica. Pero, para
desarrollar esta industria, es necesario quebrar un poco los prejuicios
culturales en su contra. No es necesario promover el animismo para desarrollar
la robótica, como tampoco es necesario ser monoteísta para hacer ciencia. Pero,
sí es prudente reconocer la relevancia histórica que el animismo ha tenido en
los orígenes de la robótica, y así, admitir que este conjunto de creencias no
es tan bárbaro como solemos suponer.
La ciencia occidental comienza a desarrollarse en la muy politeísta Grecia y sus colonias, hacia el siglo V antes de Cristo. Gente como Eudoxo, Aristóteles, Teofrasto, Eratóstenes, Arquímedes, Euclides o Ptolomeo eran sinceros politeístas, y nada en sus prácticas religiosas les impedía desarrollar el conocimiento científico. Por cierto, que aunque eran politeístas, es claramente incorrecto calificarlos como "animistas" o "panteístas".
ResponderEliminarPor su parte, el muy monoteista Israel no realizó, que se sepa, ninguna contribución relevante al conocimiento científico por aquellas fechas. El aumento del poder del cristianismo en la cuenca mediterránea a partir del siglo III-IV d.C. coincidió más bien con la desaparición de casi todo lo que podría ser entendido como investigación científica, hasta prácticamente un milenio después. El monoteísta islam es cierto que propició la investigación científica puntera hacia finales del primer milenio d.C., pero también acabó poniéndole freno. La relación causal entre el monoteismo y el desarrollo de la ciencia me parece, por lo tanto, una afirmación sin absolutamente ninguna base.
1. Yo no he identificado a ninguno de esos científicos como "panteístas".
Eliminar2. Ciertamente Israel no hizo ningún avance científico. Y, es cierto que a partir del siglo III hubo un declive. Pero, a partir de la Edad Media hay un despertar en la actividad científica, e historiadores como Stanley Jaki y Rondey Stark ofrecen argumentos bastante persuasivos, para defender la idea de que la cosmovisión monoteísta ayudó bastante. Sugiero que leas a esos autores, antes de apresurarte a decir que lo que he expuesto en el blog es una "una afirmación sin absolutamente ninguna base".
Coincido con Zamora Bonilla: la hipótesis de que el monoteísmo favorece la ciencia y el politeísmo no, queda históricamente falsada, de hecho, no ha sido así sino más bien al revés. Lo que ha contribuido al desarrollo científico, desde el punto de vista de las ideas, no ha sido la religión (ninguna) sino más bien la indiferencia hacia la religión o incluso la hostilidad hacia ella. Indiferencia en el sentido de entender la religión como algo meramente externo, en el sentido de superstición necesaria para el pueblo llano e ignorante, o religión en sentido político como símbolo de la unidad política, pero no como religión en el sentido de creencia sincera en la realidad literal de seres invisibles llamados dioses. U hostilidad en el sentido de oponerse a la religión como freno u obstáculo a la propia ciencia. En una u otra podríamos incluir a casi todos los filósofos griegos e indios, así como a los deístas o a los ateos puros y duros de la modernidad. El pensamiento científico se basa en la idea de que existe una realidad material, externa a la conciencia, con un funcionamiento regular que puede ser conocido y representando de forma racional en forma de leyes. Eso se opone a cualquier pensamiento religioso que incluya absurdos o contrasentidos del tipo de creatio ex nihilo, intervención divina que contravenga las leyes científicas (milagros), etc. Para poder hacer ciencia, el propio científico como tal debe poner entre paréntesis su fe religiosa (o ser coherente y rechazarla, o vivir con esa disonancia cognitiva toda su vida y hablar de magisterios separados y cosas así).
ResponderEliminarDiscrepo. La lectura de historiadores como Stanley Jaki y Rodney Stark me hacen opinar distinto a ti. Ciertamente, la creencia religiosa no es necesaria para hacer ciencia (de hecho, coincido en que hoy es más un obstáculo). pero, al considerar la historia de la ciencia, las creencias monoteístas sí sirvieron de propulsoras.
EliminarPor ejemplo, dices: "El pensamiento científico se basa en la idea de que existe una realidad material, externa a la conciencia, con un funcionamiento regular que puede ser conocido y representando de forma racional en forma de leyes". Pues bien, en el hinduismo, la noción de "maya" es precisamente eso: todo es mental. El monoteísmo sirvió para separar a Dios del mundo, y postular que existe una realidad metarial.
En el Islam se creyó (con Al Gazali a la cabeza), que no hay propiamente leyes, sino que el mundo opera en función del ocasionalismo (cada evento es autónomo de otro) y que Dios puede cambiar caprichosamente. El cristianismo, en cambio, postuló más un Dios racional, que infunde racionalidad en la creación, y cabe esperar del universo que funcione a base de leyes. La creencia en un Dios racional impulsó a suponer que el universo no es propiamente caótico, sino que opera en base a leyes. Además, para tener cierta noción de secuencia causal en las leyes, es necesario una concepción lineal del tiempo que el monoteísmo ofreció, pero que el politeísmo tendía a rechazar (es más bien afín a nociones cíclicas del tiempo, y la idea del eterno retorno).
Respecto a la creación ex nihilo, yo postulo que es más bien una doctrina favorable al desarrollo de la ciencia. No pretendo decir que es idéntica al Big Bang, pero ciertamente, es mucho más cercana que, por ejemplo, decir que el mundo fue creado por la unión sexual de dos dioses, o que el mundo viene de un huevo cósmico que reposa sobre una tortuga, y cosas por el estilo.
Yo coincido contigo en que el científico "debe poner entre paréntesis su fe religiosa", y eso lo he dejado muy claro en el blog. Mi punto, no obstante, es que, a la hora de evaluar históricamente, debemos aceptar que la cosmovisión cristiana ofreció algunas ventajas al surgimiento de la ciencia.
Algunos matices, Gabriel:
EliminarEl hinduismo no es ni siquiera una religión, de hecho es la etiqueta cajón de sastre con la que los colonizadores ingleses metieron en el mismo saco a todas las creencias que no eran ni cristianas ni musulmanas. El hinduismo es un conjunto de religiones y creencias muy diversas, que incluye hasta escuelas (darsanas) de tipo agnóstico (como la de Belatthaputta) y materialistas y ateas (Kesakambala y su escuela Charvaka o lokayata) que niegan a los dioses, el alma (atman), la reencarnación (samsara), la ley del karma, etc. Además de escuelas que desarrollaron la lógica y el atomismo de formas comparables a los griegos (como las escuelas Nyaya y Vaisesika). La idea del mundo como ilusión (maya), de la realidad profunda de Brahma, etc., son ideas dualistas de la escuela Vedanta, pero esa escuela no agota el hinduismo, igual que el catolicismo o el protestantismo no agotan el cristianismo.
En cuanto al islam, además de Al Gazali hay otros filósofos, como Averroes, mucho más racionalistas. Tampoco el islam es monolítico.
En cuanto a qué idea del tiempo favorece más el pensamiento científico, no me atrevo a meterme mucho por falta de conocimiento, pero la idea de tiempo cíclico sí favorece la idea de regularidades y los intentos por medirlas, los calendarios, etc., y con ello las matemáticas. De hecho, las matemáticas y la astronomía florecen en la India en la época Gupta (siglos III-V) y son los indios los que inauguran el sistema posicional en matemáticas e introducen el cero, que siglos después pasa al mundo árabe-musulmán y después a la Europa cristiana en fecha tan tardía como el siglo XIII.
Me reitero en lo mismo, no creo que ninguna religión como tal haya aportado mucho ni poco a la ciencia, más bien le han servido de freno y los científicos que han aportado algo a la ciencia y que además eran religiosos lo han hecho más A PESAR de ser religiosos que GRACIAS a que eran religiosos.
Tal vez haya en el momoteísmo alguna semilla que ayude de algún modo a que aurja la idea de que la naturaleza sigue leyes que pueden ser investigadas racionalmente, pero chico, de Moisés a Roger Bacon pasaron tantos siglos que me cuesta trabajo aceptar que esa semilla sea TAN relevante como te parece a ti. Y más bien, a la vista de que Aristoteles y Arquímedes no eran monoteístas, y a la vista de que el monoteísmo pasó tantos siglos OPONIÉNDOSE al desarrollo de la investigación racional, me veo obligado a pensar que la investigación científica ni NECESITA del monoteísmo, y que el monoteismo también contiene muchas semillas de "anti-racionalidad", que en general han sido las mas poderosas.
ResponderEliminarTodos quizás tienen razón en exponer sus ideas, pero porque tanta controversia por las creencias religiosas, el tema en cuestión en el animismo y desvirtuaron la exposición, las reglas del juego son establecidas por las personas no por dioses o quien dice actual en el nombre de ellos, alguien dice que la religión limita a la ciencia, eso queda por verse, pero también se debe considerar que en toda sociedad existen reglas de convivencia, si esas reglas no existieran, el mundo sería un caos, la moral y la ética siempre deben ir de la mano para que las sociedades sobrevivan y esas condiciones deben estar muy relacionadas con los asuntos religiosos trátese de la religión que sea, de nada sirve grandes avances de la ciencia si no se respetan las condiciones mininas de la vida en el planeta. Esta exposición es de filosofía por consiguiente, se debe pensar en el todo sin parcialización, quizás se haga ciencia sin religión, pero donde queda la ciencia sin la ética. LA CIENCIA NO TIENE TODAS LAS RESPUESTAS, “PIENSO Y LUEGO EXISTO” Descarte estudio con jesuitas, y eso no le impido ser uno de los hombres más sabios de la edad moderna, Pitágoras (el hombre que le dio nombre a la filosofía) fue un gran matemático y también fue místico, tampoco sus creencias lo limitaron. En mi opinión, la tesis asegurando que la religión limita a la ciencia carece de argumentos, el día en que religión y ciencia tengan los mismos objetivos la humanidad dará un gran salto hacia la luz.
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